domingo, 26 de mayo de 2013

Un año

Un año... Ya casi ha pasado un año y aún no sé si es mucho o poco. Es curioso la de cosas que pueden pasar en solo un año Creo que nunca imaginé que podría pasar todo lo que ha pasado, pero pasó. He conocido la verdadera felicidad, la mayor desesperación. He encontrado mi mayor deseo, he perdido todo aquello que me importaba. He conocido a mucha gente y dicho adiós a tantos otros... Un año.

Da igual cuanto escriba, lo que escriba y cómo lo escriba, pues sé que esto lo leerá alguien, quizá un par de personas, un par de decenas, quien sabe si incluso cien personas a las cuales les quiero agradecer el hecho de seguir leyendo mis palabras, tanto a quienes conozco como a quienes permanecéis en el anonimato. Como iba diciendo, a todos vosotros, gracias. Gracias también a todos aquellos que me han dado la mano en algún momento cuando la necesitaba. Pero aún así, da igual, porque por mucho que os agradezco a tantos vuestro apoyo, todo lo que escribo lo hago por la única persona que dudo que me lea.

Un año... Hace aproximadamente un año escribí mi primer relato, el primero de muchos, algunos de los cuales no verán la luz, pero durante un corto periodo de tiempo, el primero y único. Primer relato además, dedicado a quien tenía en mente a la hora de escribirlo, la misma persona que tras leerlo me pidió que escribiese más y, con esa petición, me daba igual que fuese bueno o malo, me daba igual lo que saliese, era feliz. Con esa petición seguí escribiendo. Hace un año... Han pasado muchas cosas desde entonces y nunca he dejado de escribir, pero estas palabras, como todas las que he escrito, son para ti. Para ti, para quien hace tanto que ya no estás pero por quien sigo sintiendo tantas cosas. Para ti, quien dudo que lea algún día estas palabras. Para ti, quien tenía razón, me extiendo demasiado cuando empezó a escribir. Para ti, la persona a la que más he llegado a querer. Para ti, la única a quien he llegado a amar de verdad. Para ti, Amanda.

Cuando he empezado a escribir esto estaba pensando en una despedida, en algo que llevo pensando mucho tiempo, en dejar de escribir. Llegados a este punto, si alguien sigue leyendo, puede que se alegre de que piense dejarlo, pero espero que alguna persona haya que no quiera que lo haga, aún así, buenas noticias para los segundos, no pienso dejarlo. Como decía, pensaba en despedirme de todas aquellas personas anónimas que alguna vez me leen, pero me he dado cuenta de que no quiero dejarlo, de que necesito seguir con esto.

Llevo casi un año inmortalizado lo que siento en forma de letras, intentando expresar tan bien como puedo todo lo que sale de mi y ni aunque quisiera podría dejarlo. Un año da para mucho y, aunque siga pareciendo el mismo cabezota y el mismo idiota, he madurado, supongo que tras todo lo sucedido era inevitable. No soy la misma persona que empezó este camino, aunque aún nos parecemos en mucho. He aprendido que quizá sea verdad que el único amor verdadero es el primero, pero que pese a eso se puede llegar a querer a otra persona si se dan las circunstancias adecuadas. No he olvidado, no he dejado de sentir, pero ya no sé si mis lágrimas son de tristeza o de nostalgia. Si lo que siento es cariño o melancolía. Lo que sé seguro es que te echo de menos.

La puerta está abierta y no sé quién será la persona que cruce el umbral, pero si lees esto quiero pedirte un favor que no me harás. Retrocedamos un año nuestro reloj, al día en que todo empezó, al 1 de junio. Retrocedamos nuestro reloj pero no nosotros, no somos las personas que éramos hace un año ni quiero que lo seamos. Volvamos a hace un año pero presentémonos de nuevo. Déjame conocer a quien eres ahora y conoce a la persona en la que me he convertido. ¿Me harías ese favor? No lo creo...

Pero bueno, la puerta está abierta y cualquiera puede cruzarla si la encuentra. No puedo olvidar el pasado, pero aún me queda un futuro por construir, quizá contigo, quizá con alguien que ahora mismo está leyendo estas palabras, quizá incluso con alguien a quedan aún no conozco. Olvidar no es fácil y probablemente no lo haga nunca, pero al igual que he esperado un año, seguiré esperando el tiempo que haga falta, a ti o a la persona que llegue con las llaves de la puerta y cierre por dentro, seguiré esperando, seguiré escribiendo.

Un año da para mucho... No sé lo que me deparará el próximo, pero aquí seguiré.

sábado, 18 de mayo de 2013

El tiempo no lo cura todo

Casi un año desde que empecé a creer que el tiempo cerraría heridas, que todo lo que pasó en verano de 2012 se quedaría ahí. Mentiría si dijese que he hecho mucho por olvidar, aunque no poco, pero el tiempo no ha curado nada. Supongo que la razón es que lo mío no era una herida, era (y es) una infección que no se ha tratado, cuya cura no ha aparecido y ha empeorado. Cuanto más pasa más cuenta me doy de que todo lo que quería era a esa pequeña persona por cuya sonrisa daría mi reino y que perder lo único que no tuve sólo ha hecho que cada día la nostalgia sea mayor.

El tiempo no cura nada, sólo da paso a nostalgia y recuerdos y éstos duelen mucho más.