jueves, 20 de febrero de 2014

Rehabilitación

Quiero escribir, pero ya no sé el qué. Poco me queda a parte de nostalgia, melancolía, pero estoy cansado de decir lo mucho que te echo de menos, total, no servirá nada. ¿Desahogarme? Ya ni eso, de tanto vivir en el pozo me han salido branquias con las que respirar aquí abajo. Pues no ha quedado otra que acostumbrarse, pero al vacío no se acostumbra uno. Puedo acostumbrarme a vivir llevándote en mi cabeza, en mis sentimientos, a intentar avanzar pero verte en el resumen de los capítulos anteriores, pero al vacío de tu ausencia, de la ausencia en general, no soy capaz. Un vacío que nada hasta la fecha ha conseguido llenar. Soledad, angustia, tristeza, nostalgia, melancolía... Curioso lo lleno de sentimientos amargos que está para considerarse un "vacío". O quizá sea todo lo contrario, quizá esté lleno de todo eso, yo, quiero decir. Quizá ese sea el problema, que no consigo vaciar el cubo de agua sucia para llenarlo de nuevo... Supongo que me faltan fuerzas para levantarlo y creo que así seguirá hasta que alguien lo llene con una manguera que devuelva la claridad y pureza a ese agua haciendo que rebase todo lo malo al ser sustituido por lo bueno... Ya no sé nada. Sólo sé que te echo de menos y que ésto no son más que delirios de un herido de guerra al que las secuelas no le permiten andar, a la espera de que aparezca la enfermera que le ayude con su rehabilitación.