martes, 22 de octubre de 2013

Esperanza

La mayoría de nuestros demonios se disfrazan de esperanza a modo de caballos de Troya, haciéndonos creer que es bueno mantenerlo pero quemándonos por dentro. Vivir sin ella crea una existencia triste, vacía, sin sentido, por lo que toca convivir. Es casi tan necesaria como el oxígeno, pues sin ella sólo seríamos cadáveres en movimiento, que viven por vivir, para nada. Si nos quitan las esperanzas, al igual que el oxígeno, morimos, de distinta forma, pero perdemos la vida.