Sólo soy un grano de arena en un desierto mientras que tú eras un oasis. Como yo hay muchos y pocos son los afortunados que consiguen siquiera rozar las aguas de alguno de los manantiales que brotáis entre nosotros. Todo a lo que puedo aspirar es a convertirme en cristal, resistente pero a la vez frágil. Aún así, jamás alcanzaré la belleza de un oasis como tú, rodeados de vegetación, llenos de vida. Jamás llegaré a ti como tu simple visión llegó a mi y lo más cerca que estaré nunca de acercarme a un oasis será el día que reúna todas las lágrimas que perderte me ha hecho verter, lágrimas por anelar aquello que nunca estuvo a mi alcance consiguiendo que al final me convierta en barro, arena mojada y moldeable que, en tu recuerdo, tomará tu forma y belleza, haciendo con ellas y mis sentimientos la mejor escultura que jamás existirá, escultura que permanecerá en mi memoria hasta el fin de mis días.
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