Pese a alejarse de todo cuanto tenía, de todo lo que le rodeaba, era incapaz de alejarse de sus pensamientos, de lo que sentía... De lo que quería. Podía recorrer el mundo entero y ni de esa forma conseguiría olvidar, pues la amaba y daba igual cuanto caminase o la dirección que tomase, daba igual cuántos kilómetros pusiera de por medio, no conseguía olvidar lo que sentía por ella.
Se dispuso a escribir una carta, otra de muchas que nunca verían su destino, pero sólo salían palabras de desesperación hablando de cosas imposibles, y cada vez quedaba menos tinta. De nuevo en pie se dispuso a seguir caminando, aferrándose a los recuerdos de aquella época en la que era feliz, aquella época en la que se sintió especial para esa persona a la que tanto amaba, en lugar de huir de ellos.
Se dispuso a escribir una carta, otra de muchas que nunca verían su destino, pero sólo salían palabras de desesperación hablando de cosas imposibles, y cada vez quedaba menos tinta. De nuevo en pie se dispuso a seguir caminando, aferrándose a los recuerdos de aquella época en la que era feliz, aquella época en la que se sintió especial para esa persona a la que tanto amaba, en lugar de huir de ellos.
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