Ya he perdido la cuenta de las noches en las que me he dormido mirando tus ojos. Ojos que, sin embargo, no pueden verme. Ojos que jamás querría dejar de mirar y que recuerdo sólo con cerrar los míos. Ojos cuya mirada podría distinguir en segundos y que desearía no ver tristes jamás, pero si no pudiese evitar esa tristeza, desearía compartirla. Ojos que pese a recordarme tanto a los míos, siento terriblemente lejos.
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