martes, 6 de enero de 2015

Dolor

Hay tal cantidad de dolores diferentes que sería imposible escribir sobre todos ellos, además es tremendamente difícil hablar de ellos, pero lo intentaré sobre los cuatro que en mi opinión son los peores, cuatro dolores que tengo muy presentes y que están bastante relacionados entre si, son los dolores provocados por la impotencia, la pérdida, la soledad y el vacío.

Soledad: Estar solo y sentirse solo son dos cosas muy diferentes, puedes estar rodeado de personas y sentirte solo, un sentimiento horrible que te va comiendo por dentro, en el que a veces pareces querer gritar pidiendo ayuda pero no lo haces porque no crees que haya nadie capaz de hacerlo.

Vacío: En cierto modo una evolución del sentimiento de soledad. Nada te llena, tienes metas, objetivos, puede que incluso tengas de todo pero nada te llena, probablemente porque lo único que realmente quieres o necesitas parece imposible de alcanzar.

Pérdida: Un dolor probablemente indescriptible. El dolor de la pérdida puede ser a causa de una muerte o la marcha de de alguien o algo que nos importaba de verdad. Quizá sea el peor de todos pero el más corto, pues deriva rápidamente en alguno de los dos anteriores.

Impotencia: Personalmente, el que peor llevo. Hay muy pocas personas que me importen y me paso mucho tiempo mal con mis propios problemas asociados a, entre otras cosas, lo dicho arriba, pero quien me conozca bien sabe que me puedo estar muriendo que si alguien que me importa está mal, todo lo que pueda pasarme a mi queda en segundo plano y me centro en esa persona, porque puedo estar destrozado pero jamás me perdonaría darle la espalda a un amigo o a una de las pocas personas que me importan de verdad. Y es quizá esa forma de ser lo que me lleva a que este sea uno de mis peores dolores. Ver sufrir a alguien que me importa de verdad, alguien a quien quiero, y no poder hacer nada es horrible, más aún si la razón de ese malestar es algo de lo que he mencionado pues lo daría todo por esa persona sin importarme las consecuencias pero aún con esa predisposición nada parece ser suficiente y aparece el dolor provocado por la impotencia de ser incapaz de ayudar a quien quieres o a quien te importa. El dolor de no poder hacer nada por quien, consciente o inconscientemente ha hecho tanto por ti es horrible.

0 comentarios:

Publicar un comentario