lunes, 17 de diciembre de 2012

¿En quién se apoya un pilar cuando necesita ayuda?

Repasando mi otro blog con la idea de revivirlo he visto que practicamente antes de que dejase de escribir en él, ese blog empezó a convertirse en lo que es éste, un sitio donde ponía mis reflexiones, donde soltaba lastre al no tener más formas de desahogarme y he encontrado esta entrada. Según cómo se mire puede parecer una tontería... y de hecho hay algunas partes respecto a las cuales mi opinión ha cambiado bastante, pero esta entrada marcó el principio de muchas cosas, pues la escribí más o menos en junio del 2011, cuando mi vida empezó a cambiar considerablemente "transformándome" poco a poco en lo que soy hoy.

¿Por qué vuelvo a bloguear (copia y pega, aunque podría hacer algunos cambios en su puntuación, no pienso hacerlo) algo cuya opinión ya no comparto del todo? Muy simple, porque en algunos puntos sigo estando de acuerdo, pero eso será tema de otra entrada en la que analizaré mejor ésta y expondré los cambios de opinión que han surgido tras año y medio de muchos cambios en mi vida.

------

¿En quién se apoya un pilar cuando necesita ayuda?

Cuanto más cerca de tocar fondo crees estar, más cuenta te das de tu error. Siempre puede irte peor, la pregunta es: ¿qué harás para evitarlo? Supongo que la respuesta a eso ya depende de cada situación.

El hecho de darte cuenta de que siempre puede ir peor hace que vivas en una situación de conformismo, tragando todo lo necesario con tal de no joder las cosas, intentando que todo siga igual y que no empeore, pero todo tiene un límite, tarde o temprano te das cuenta de que estar estancado no te beneficia, claro que las cosas no irán a peor, pero te preguntas ¿de verdad quiero vivir así? La respuesta cómoda está clara, puedes decidir seguir igual y nada cambiará, ni para bien ni para mal, pero como ya he dicho, todo tiene un límite.

Por supuesto, hay otro camino, el de querer cambiar las cosas, para ello hace falta movilizarse, cambiar hábitos, tomar decisiones, olvidarse del camino fácil y recordar todo lo que has perdido y puedes perder de seguir quieto sin preocuparte por otra cosa que vivir tranquilo el presente.

Poco a poco la cosa avanza, empiezas a sentirte mejor, cambia tu forma de ser, puede que hasta tu aspecto. A partir de este momento sólo quieres seguir avanzando, sin mirar atrás más que para recordar lo que perdiste y evitar repetir situaciones que te condujeron al declive. Sin duda, las cosas van mejor, y el que antaño sólo se preocupaba por su bienestar ahora se ha abierto a otras personas, y extrañamente eso le hace sentirse mejor. Un cabrón con tendencias misantrópicas decide cambiar completamente, el simple hecho de sentir algo por otras personas ya es un gran cambio y cuesta creer el avance en tan poco tiempo, y por ello, cada vez se va sintiendo mejor, pero... todo tiene un pero.

Quien antes consideraba una gilipollez el ser buena persona ya que sólo servía para recibir palos se esfuerza por serlo. El que criticaba la necesidad del ser humano de relacionarse, busca desesperadamente hacerlo. Poco a poco olvidas que acabaste en tu situación anterior por una razón, y, por supuesto, cuál era esa razón. Pero un día vuelve todo de golpe. Te das cuenta de que a quien creías ayudar se está aprovechando de ti. Que personas en las que confiabas sólo te estaban usando. Poco a poco, quien desesperadamente luchó por confiar en otros y que otros confiasen en él ve destrozados sus nuevos valores y forma de pensar prácticamente de la noche a la mañana. Ya no sabes a quien llamar amigo o en quien confiar. Tú que has servido de apoyo para otras personas buscas un apoyo desesperadamente sin saber donde encontrarlo o si siquiera lo harás. Todo lo que has construido se derrumba y te das cuenta de que estás solo. Rodeado de gente, pero solo. Sólo te queda tu afán de superación, tus ganas de avanzar cada vez más y poco a poco recuerdas lo bien que estabas sin excederte en tu búsqueda de relaciones sociales. Siendo un cabrón a quien le repugnan los demás seres humanos. Vuelves a recordar la de problemas que te ahorrabas cuando confiabas sólo en ti mismo y eras el cazador y no la presa, y poco a poco te das cuenta de que todos los palos que te has llevado son el resultado de intentar ser mejor persona.

Odiando esta forma de ser de la gran mayoría decides optar por volver a ella, mantienes tu afán de superación, pero vuelves a ser el mismo cabronazo que no confía en nadie.

Tras escribir esto no he podido dejar de preguntarme... ¿para qué? Ya he encontrado la respuesta, y es bastante simple. Para que cuando mire al pasado y encuentre esto recuerde lo que perdí y los errores que cometí, para no volver a repetirlos.

Rahezar. Junio 2011.
------

0 comentarios:

Publicar un comentario